Este post pertenece a una campaña de
difusión del proyecto “Això és EpD” que estamos llevando a
cabo desde Quepo. Durante 10 días, contaremos con 10 colaboraciones de personas
vinculadas a las temáticas que abordamos. Hoy, Gustavo Duch reflexiona sobre nuestra propuesta de soberanía alimentaria.
No es extraño escucharlo ―mejor no
hubiera hecho caso a esos expertos universitarios―, o incluso más
contundente ―los veterinarios y agrónomos, todos al paredón.
Sí, son comentarios de gentes del
campo. De aquellos que siguiendo los consejos de los técnicos han
acabado siendo parte de un sistema agroalimentario –global e
industrial- que les priva de su libertad y capacidad de decisión. O
de aquellos que defendiendo un modelo de producción a pequeña
escala, en cooperación con la naturaleza y comercializando a nivel
local, se cansan de inspecciones especializadas en ponerles palos en
la rueda y hacerles la vida, literalmente, imposible.
Y esto ocurre en países de todo el
Planeta, porque en asuntos agroalimentarios no hay ni sures ni
nortes, y millones de personas campesinas han visto como sus
agriculturas y medios de vida han quedado sepultadas por un monstruo
corporativo que deforesta las selvas y acapara tierras para agrandar
sus dominios; que maltrata, envenena y agota la tierra para agrandar
sus almacenes; y que controla desde las semillas hasta la
distribución de los alimentos para agrandar sus beneficios.
Muchos son los factores que han
facilitado este escenario, principalmente el avance de las políticas
neoliberales que han dejado crecer sin control esa fiera que se lucra
empobreciendo campesinos y engordando consumidores, pero también
hemos de señalar, en una crítica constructiva, el papel que al
respecto viene jugando la Universidad .
El pensamiento que las aulas han venido
construyendo en los últimos años es una réplica de nuestra
sociedad y de nuestros campos: un monocultivo de un pensamiento
dedicado a consolidar el sistema capitalista y mercantilista en la
agricultura y en la alimentación y en todo. La sabiduría
tradicional e indígena, sus formas de relacionarse con la
naturaleza, de entender la función de ser proveedores y proveedoras
de alimentos se tachó de ‘atrasada’ y quedó apartada de
cualquier institución formal educativa.
Pero está claro, el camino trazado por
las ansias de lucro, en la agricultura y en cualquier otra realidad,
solo conduce a un abismo que ya percibimos cercano. Y ahí surge la
Soberanía Alimentaria, que nos interpela, y dice: ¿necesitamos
pluriversidades? ¿Necesitamos la sabiduría rural? ¿Necesitamos
volver a la tierra?
Gustavo Duch. @gustavoduch